A la vista presenta un color rojo cereza brillante, con intensidad media a media-alta y reflejos rubí jóvenes en el ribete, signo de su buena evolución. Su aspecto es limpio y luminoso, con lágrimas finas y uniformes que revelan un cuerpo medio y una textura aterciopelada. La brillantez en copa refleja la pureza de la uva y la precisión de su vinificación.
En nariz se muestra expresivo y elegante, con un equilibrio entre fruta fresca y notas especiadas. Predominan los frutos rojos como cereza, frambuesa y grosella, acompañados de flores violetas y un fondo sutil de clavo de olor, vainilla y una ligera nota terrosa que denota su crianza parcial en barrica. Conforme se airea, emergen delicados matices de hierbas secas y cacao, que enriquecen su complejidad aromática.
En boca ofrece una entrada amable y ligeramente dulce, con una acidez viva y equilibrada que aporta frescura y dinamismo. Los taninos son suaves, redondos y bien integrados, aportando estructura sin opacar la fruta. Su paso es ligero pero elegante, con un final ligeramente amargo, típico del Tempranillo joven, que prolonga el retrogusto con recuerdos de frutas rojas y notas especiadas. Es un vino armónico y versátil, que expresa muy bien el carácter queretano.
Ideal para acompañar pasta con salsas de tomate, carnes blancas, tapas, embutidos ibéricos y quesos semicurados. También marida muy bien con platillos mexicanos como enchiladas rojas, tacos al pastor o cochinita pibil, donde su acidez equilibra los sabores especiados y grasos. Servir entre 14 y 16 °C, sin necesidad de decantación, para disfrutar plenamente su frescura y expresión frutal.